Somnolencia, falta de concentración y cambios de humor son algunas de las consecuencias del déficit de sueño que puede provocar el cambio de hora de este fin de semana. Los relojes se adelantarán una hora la madrugada de este 25 de marzo, pasando de las 02:00 a las 03:00, iniciando el horario de verano.
"De los dos que se hacen al año, este cambio es el que más se nota. Puede parecer que es solo una hora menos de sueño, pero afecta más de lo que se piensa a muchas personas", explica a RTVE.es el doctor y portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Lorenzo Armenteros.
Entre los más afectados de esta "alteración artificial del ritmo de sueño", continúa, se encuentran ancianos, niños o personas con enfermedades graves, que pueden estar más cansados e irascibles de lo normal. "Aunque, en general, se trata de una situación temporal, unida a otras afecciones, puede tener un efecto más marcado", indica, en referencia, por ejemplo, a la astenia primaveral, que genera fatiga y apatía a la hora de realizar actividades comunes en otras épocas del año.
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“Se trata de una situación temporal que, unida a otras afecciones, puede tener un efecto más marcado“
También apunta a las personas con trastornos sueño o de insomnio, cuyos síntomas se estima que padece casi un tercio de la población en España. "Lo notan de manera especial y puede agravar durante unos días sus dolencias", cuenta sobre una afección que, cuando se vuelve crónica, puede favorecer la aparición de dolencias como hipertensión arterial, diabetes o hasta problemas cardiovasculares.
El debate sobre el cambio de hora no es reciente. Los países de la Unión Europea adelantan o atrasan el reloj desde hace más de un siglo con el principal objetivo de ahorrar energía y aprovechar la luz solar. Sin embargo, sus efectos se han puesto en cuestión, asegurando que los beneficios económicos son marginales. De hecho, en 2018, Bruselas propuso su eliminación, pero la medida quedó congelada debido a la pandemia del coronavirus.
¿Cuánto tardaremos en acostumbrarnos?
Adaptarnos al cambio de horario puede llevar hasta "una semana o diez días", dependiendo de la persona, dice la neurofisióloga del Hospital de La Princesa especialista en Medicina del Sueño, Rybel Wix. "Con este cambio, se desajusta nuestro reloj circadiano, es decir, nuestro reloj interno", añade, lo que puede generar oscilaciones en determinadas variables biológicas como, por ejemplo, la secreción de determinadas hormonas como la del sueño, la melatonina.
"Hay más horas de luz, retrasando la hora de dormir, pero la hora de despertarnos sigue siendo la misma y el sueño es fundamental para todo. Estos días podemos sentirnos más irritables, más cansados, con problemas de concentración y de memoria", enumera la doctora, por lo que recomienda empezar a acostumbrarse "de manera progresiva" al cambio, preferentemente "una semana antes". "En el caso de los niños, se les puede acostar un poco antes y hacer cenas más ligeras", señala.
“Hay más horas de luz, retrasando la hora de dormir, pero la hora de despertarnos sigue siendo la misma“.
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Respecto a los enfermos crónicos con problemas para conciliar el sueño, desde el Hospital Quirónsalud Clideba, se hace especial hincapié en la relajación antes de dormir. "Este tipo de cambios horarios y en el sueño afecta, sobre todo, a las enfermedades psiquiátricas, a las digestivas o dermatológicas. En estos casos, hay que intentar es mantener un buen ritmo circadiano y dormir bien", cuenta el coordinador médico de la Unidad de Familia y experto en trastornos del sueño, Sergio Matito. "Se puede comenzar a relajarse a partir de las ocho de la tarde para facilitarlo y, especialmente, en las horas previas a dormir", recomienda.
Las recetas para favorecer un sueño de calidad pasan también por evitar el consumo de alcohol, cafeína o de otras bebidas energéticas o azucaradas antes de acostarse o la importancia de relacionar la cama con el sueño, evitando hacer otras actividades como trabajar o comer en ella. Para el doctor Armenteros, también es esencial alejarnos de las pantallas iluminadas antes de dormir, ya que "no solo reduce el sueño sino su calidad". "Hay que concienciar sobre esto también a los niños para que no arrastren estos problemas en la etapa adulta", incide. Sobre el uso de pastillas, el especialista considera que los afectados "no se deben automedicar", ya que se trata de una situación temporal que acaba por regularse.
¿Mejor el horario de verano o el de invierno?
España ha propuesto suprimir el cambio de hora a partir de 2026, sin embargo, queda elegir si se opta por el horario de verano o el de invierno, algo para lo que deberá coordinarse con el resto de países de la Unión Europea.
Algunos expertos apuestan también por un cambio más: modificar el uso horario en el que nos encontramos. "España tiene un plus más que es estamos fuera del uso horario que nos corresponde, con lo cual nuestra desviación del sol no es de una hora, sino de dos", explica desde la Comisión Nacional de Racionalización de Horarios Españoles, Sandra Martínez, a TVE. "Para el tema de salud física, nos correspondería mejor el mal llamado horario de invierno", ha dicho por su parte, el secretario general de la organización, Ángel Largo, al Canal 24h.
A este respecto, los doctores Wix y Matito señalan que "hay mucha controversia" y aún no hay un consenso en todos los médicos. "Nos tenemos que fijar en las horas de luz y de oscuridad para adaptar las actividades", señala Matito. Armenteros, por su parte, considera que el horario de verano "nos separa todavía más de nuestra hora natural en cuanto al meridiano y deberíamos volver a acercarnos", adoptando el de Canarias y Portugal, con una hora menos.
También hay científicos que abogan por mantener los cambios en invierno y verano. Eliminarlos, dicen, podría producir alteraciones según la región, como un amanecer a las diez de la mañana en Galicia o a las seis durante cuatro meses en Cataluña. "Veríamos que habría un desfase cada vez mayor con el punto de salida del sol", ha explicado a TVE el catedrático de Física de la Universidad de Santiago, Jorge Miras.
El equilibrio es, por tanto, parece todavía difícil de conseguir. De una u otra manera, España tiene aún por delante tres años para seguir debatiendo si seguir en la carrera contra el reloj o dejar que este que siga su curso.